Chispa

Siempre había querido ser explorador. Dedicó su juventud a prepararse para pilotar una de esas naves que viajaba por las distintas galaxias para descubrir mundos. Cuando, al final, lo consiguió, optó por la flota Sparkle, cuyo destino era un pequeño planeta de una lejana galaxia del que uno de sus profesores en el Centro Superior de Estudios del Universo había hablado en una de sus clases. Recordó siempre esa lección por el énfasis que puso su maestro en describir lo poco que se sabía de él. Dijo que era precioso y que estaba habitado por distintas especies de las que una era la dominante. Aunque su inteligencia no estaba muy evolucionada, tenía un toque especial y único. No desveló el profesor cual era esa característica, instando a sus alumnos a que lo descubrieran por sí mismos. Eso le quedó marcado y por eso decidió dirigirse a él para descubrirlo.
La misión a la que se unió era estudiar el planeta desde el inicio de la vida en el mismo hasta el presente. Afortunadamente, la técnica de viajar en el tiempo estaba superada y del todo perfeccionada por los últimos avances científicos.
El viaje inició y transcurrió con normalidad. Duró unos meses, porque la flota iba parando en otros planetas en los que ya se había iniciado el mismo estudio. Finalmente, en un instante que recordará siempre, apareció el destino final en el visor del puente de mando. Era un planeta precioso. No había visto ninguno igual. Tenía un color azul intenso debido a su atmósfera, con tonos blancos difuminados. No era muy grande, pero era precioso.
Permaneció la flota a una distancia prudencial para realizar los trabajos, desde donde se podía observar la estrella que iluminaba el sistema y el único satélite del planeta.
Lo primero que observaron al viajar por las distintas épocas de la vida del planeta es una especie de estrella, de chispa de luz que iba sobrevolándolo y, de vez en cuando, se paraba en uno de los puntos del mismo y brillaba un poco más. Aunque su objetivo principal era el estudio de los cambios físicos de ese mundo, les inquietó el misterio de ese destello y cual era su efecto en el mismo. Por eso crearon un equipo de investigación del cual pasó a formar parte. Decidieron seguir a la chispa de luz en su trayectoria y paradas a lo largo del tiempo.
La primera de las paradas fue en los orígenes de la especie dominante en el planeta, cuando ésta apenas había evolucionado respecto a otras especies primitivas. Vivía en cuevas, y aprovechaba la luz, los recursos naturales de su entorno y se alimentaba prácticamente de lo que cazaba. La chispa, de repente, entró en una de las cuevas habitadas por esos seres y, desde ese instante, la existencia de esa especie fue unida al fuego, que la iluminaba, le daba calor y energía.
Tras ésta hubo muchas paradas, pero a él le habían impresionado especialmente las que se relacionan a continuación:
La chispa se detuvo un día en el desierto que atraviesa un río denominado Nilo por los habitantes del planeta y, desde ese momento, en esa zona, nació una avanzada cultura, que destacó por realizar colosales edificaciones y su profundo conocimiento de la ciencia. Tuvo una gran influencia en todo la posterior evolución y conocimiento de la especie.
En otro momento, la chispa se detuvo a las orillas de una de las zonas del planeta cubiertas por agua salada que sus habitantes llaman mares. La zona en cuestión es denominada por sus habitantes Grecia y la chispa se detuvo en una concentración de viviendas denominada Atenas. Concretamente en lo alto de una montaña desde la que se podía esta contemplar. En ella se encontraban diversos individuos planificando algo y la chispa, primero, se posó encima de uno de ellos, al que se conocía como Pericles y, después, sobre otro cuyo nombre era Fidias. Tras ese fenómeno, fue ejecutada en esa colina una de las construcciones más bellas que había visto.
Otra parada de la chispa fue en otro lugar cerca de ese mismo mar, en el presente denominado Italia, justo encima de un personaje algo excéntrico que no paraba de pulular entre proyectos, dibujos y diversos artilugios, de blancas barbas y desaliñado aspecto. Le conocían como Leonardo y realizó una de las reproducciones más extraordinarias de una muchacha de la especie que había visto nunca. También en esa zona se paró la chispa encima de una científico tildado en su día de loco por sus contemporáneos que contestaba a la llamada de Copérnico.
Se posó la chispa también encima de un navegante inquieto que convenció a sus contemporáneos para viajar a la otra cara del planeta, puesto que hubo una época en que, debido a la falta de medios técnicos, los habitantes de uno y otra zona, se desconocían. Obedecía el personaje al nombre de Cristóbal Colón.
En otro momento, se detuvo la chispa en otra zona del planeta, denominada en el presente China Fue entonces cuando nació una civilización dedicada, en muchos momentos a la reflexión, a la contemplación y creación de la belleza y cuyo lenguaje y escritura es estética y gráficamente tan o más bello que su significado.
Se posó también la chispa encima de un personaje que luchó durante toda su existencia contra la desigualdad entre semejantes de la misma especie imperante en la época en que vivió. Su nombre era Abraham Lincoln y consiguió abolir ese sistema llamado esclavitud.
Paró un día el destello justo en el sombrero, que es un accesorio de la vestimenta de los habitantes del planeta que se coloca en sus cabezas, de un ser con unos andares extraños pero extremadamente encantador, inteligente y conmovedor en sus actuaciones. Se trataba de un personaje creado por un tal Chaplin.
Se posó el destello en uno de los tubos de ensayo del laboratorio o zona de investigación de un personaje llamado Fleming y, desde entonces, muchas de las enfermedades que afectaban al planeta, pudieron ser curadas.
Se detuvo la chispa en un pequeño habitáculo donde discurrían unos miembros de corta edad de la especie dominante del planeta y concretamente tocó con uno de sus destellos a uno de ellos. A partir de ese momento, se revolucionó la concepción de la tecnología en muchos aspectos del planeta. El personaje se llamaba Jobs, gran admirador de Sócrates, otro individuo tocado por la chispa.
Dedujeron entonces los investigadores que esa chispa era la causante de algo que los habitantes del planeta denominaban ingenio. Hubo y habrá muchas paradas de esa chispa, de ese destello porque sigue orbitando ese mundo y seguirá haciéndolo. Lo comprobaron al viajar al futuro.
Tras concluir la investigación, recordó que una de las paradas de la chispa fue en el cerebro de un ser brillante llamado Einstein y que éste también era el nombre de su profesor. Pensó que quizás fue uno de los pioneros en viajar en el tiempo. Fue justo en el momento de llegar a esa conclusión cuando vio que un destello de luz que se había posado sobre su cabeza, volvía al espacio y seguía en su habitual órbita.
El nombre del planeta es Tierra y sus habitantes son los seres humanos. Imagen

 

 

 

 

 

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2 respuestas a Chispa

  1. plumayluz dijo:

    Y es que sin la chispa no hubiéramos existido…

    Ya lo decía el anuncio de un famoso refresco de cola: «la chispa de la vida…»

    Saludos.

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