La yema del nacer

DSC07880

Allí donde fluyen los sentidos, donde se pliegan montañas, en el borde de las curvas, en el diván de una contemplación.
Donde miran los pájaros, en el recodo de los senderos, en el lóbulo de las emociones, en el recinto de la comprensión.
Donde reparten los enteros, donde las líneas se hacen trazos, en el iris de un vistazo, en una apuesta de vocación.
En el huracán de una brisa, donde nace el misterio, entre el dedo y el teclado, en el porche de un avión.
Entre las cuerdas del equilibrio, en el extremo de los lazos, en el útero de las ideas, en la literatura de una expresión.
En la danza de un tejido, donde las orillas tocan el valle, en el relleno de una mente, en el contenido de una lección.
En el dado de un momento, en el petróleo de una plataforma, en el salón de la experiencia, entre la brújula y la orientación.
En la mecedora de un momento, entre las alas de las libélulas, donde se te lleva el viento, en el contorno de una intuición.
En la yema de los deseos, en el bosque de una ciudad, en el mástil de un aterrizaje, en la cuenta de una solución.
En el alma de la voz, entre la raíz y la fruta, en el linde del silencio, en el silbido de una exclamación.
Entre las simas de los hombros, en el mecanismo de una flor, en el cofre de la experiencia, en el crujido de una palpitación.
En la piel de una crisálida, en la meta de los propósitos, en la entrada de lo interno, en el total de una fracción.
En el almacén de las entrañas, en el cardinal de los puntos, donde se esconde el futuro, en la fe de la razón.
En el aire de un impulso, donde la belleza se presiente, en el recinto del conocimiento, donde se abre el corazón.
En la espiral de un calendario, donde residen las estaciones, en el perfil de las llanuras, en el pacto de una negociación.
En el delta de la sangre, donde surgen los mañanas, en el vértice de los labios, en el balanceo de la deducción.
En la nuca de la conciencia, en el precipicio de un beso, en el filo de una muda, en el roce de la imaginación.
En las formas de un latido, en el nudo de la garganta, en el perfil de un costado, en el esquema de una resolución.
En el marco de un sabor, en el acantilado de un espasmo, en el plato de un fundamento, en el dictado de una redacción.
Entre las agujas de un reloj, en el pasadizo de un boceto, donde viven las costillas, en los brazos de una canción.
En la esquina de las pestañas, en el recinto de lo vivido, en el inicio de un ovillo, en el lecho de la concepción.
Allí donde nacemos, donde aprendemos, donde crecemos, donde creamos y donde nos crean.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a La yema del nacer

  1. YJRivas dijo:

    Reblogueó esto en Letras Noctámbulasy comentado:
    Me complace compartir con ustedes estas hermosas letras de un blog lleno de mucha pasión que me transporta a otro lugar, queriendo viajar a cada rincón del mundo. Disfrútenlo tanto como lo he hecho yo.

  2. Marián Martinez dijo:

    Me encanta…

Replica a Marián Martinez Cancelar la respuesta